domingo, 1 de noviembre de 2009

De una forma positiva, aprendí que no importa lo que pase,
o que tan ruin parezca el día de hoy, la vida continúa, y mañana será mejor.


Aprendí que se puede conocer bien a una persona, por la forma como ella afronta tres cosas: un día lluvioso, un equipaje perdido y las series de luces de un árbol de navidad que se enredan.

Aprendí que, no importa el tipo de relación que tengas con tus padres,
sentirás la falta de ellos cuando partan.


Aprendí que “saber ganarse" la vida no es la misma cosa que “saber vivir".

Aprendí que la vida a veces nos da una segunda oportunidad.

Aprendí que vivir, no es solo recibir, es también dar.

Aprendí que si buscas la felicidad, para ti... ella te elude.
Pero, si concentras tu atención en la familia, los amigos,
y en las necesidades de los otros en el trabajo y procuras hacer lo mejor,
la felicidad misma va a tu encuentro.


Aprendí que siempre que decido algo con el corazón abierto... generalmente acierto.

Aprendí que cuando siento dolor, no es preciso ser un dolor para otros.

Aprendí que diariamente necesito acercarme y tocar a alguien. Las personas gustan
del
contacto humano, tomar una mano, recibir un abrazo afectuoso, o simplemente
una
palmada amigable en la espalda.

Aprendí que las personas se pueden olvidar lo que tú les dices...
pueden olvidar lo que tú hayas hecho... pero nunca olvidarán como tú las hiciste sentir.


Aprendí que aún tengo mucho que aprender...