domingo, 14 de septiembre de 2008

Este es un cuento que parece bastante sencillo, pero tiene una buena
lección al final... es de Jorge Bucay de "Cuentos para Pensar"


UN CUENTO SIN "U"

Caminaba distraídamente por el camino y de pronto lo vio. Allí estaba el imponente espejo de mano al costado del sendero, como esperándolo.

Se acercó, lo alzó y se miró en él. Se vio bien. No se vio tan joven, pero los años habían sido bastante bondadosos con él.

Sin embargo había algo desagradable en la imagen de sí mismo. Cierta rigidez en los gestos lo conectaba con los aspectos más agrios de la propia historia:

La bronca, el desprecio, la agresión, el abandono, la soledad.

Sintió la tentación de llevárselo, pero rápidamente desechó esa idea. Ya había bastantes cosas desagradables en el planeta para cargar con otra más.

Decidió irse y olvidar para siempre ese camino y ese espejo insolente. Caminó por horas tratando de vencer la tentación de volver atrás hacia el espejo.

Ese misterioso objeto lo atraía como los imanes atraen a los metales. Resistió y aceleró el paso.

Tarareaba canciones infantiles para no pensar en esa imagen horrible de sí mismo.

Corriendo, llegó a la casa donde había vivido desde siempre, se metió vestido en la cama y se tapó la cabeza con las sábanas.

Ya no veía el exterior, ni el sendero, ni el espejo, ni la imagen de él mismo reflejada en el espejo; pero no podía evitar la memoria de esa imagen:

la del resentimiento, la del dolor, la de la soledad, la del desamor, la del miedo, la del menosprecio.

Había ciertas cosas indecibles e impensables...Pero él sabía dónde había empezado todo esto.

Empezó esa tarde, hace treinta y tantos años..., el niño estaba tendido, llorando frente al lago el dolor del maltrato de los otros.

Esa tarde el niño decidió borrar, para siempre, la letra del alfabeto.

Esa letra, esa...

La letra necesaria para nombrar al otro si está presente, la letra imprescindible para hablarle a los demás, al dirigirles la palabra.

Sin manera de nombrarlos dejarían de ser deseados... y entonces no habría motivo para sentirlos necesarios... y sin motivo ni forma de invocarlos, se sentiría, por fin, libre...

EPÍLOGO:

Escribiendo sin "U", puedo hablar hasta el cansancio de mí, de lo mío, del yo, de lo que tengo, de lo que me pertenece...

Hasta puedo escribir de él, de ellos y de los otros. Pero sin "U", no puedo hablar de ustedes, del tú, de lo vuestro. No puedo hablar de lo suyo, de lo tuyo, ni siquiera de lo nuestro.

Así me pasa... A veces pierdo la "U"... y dejo de poder hablarte, pensarte, amarte, decirte.

Sin "U" yo me quedo pero tú desapareces... Y sin poder nombrarte, ¿cómo podría disfrutarte?

Como en el cuento... si tú no existes, me condeno a ver lo peor de mí mismo reflejándose eternamente, en el mismísimo tonto espejo..

martes, 9 de septiembre de 2008



Cómo despedirse...


De sol a sol descubro que la vida esta llena de procesos.
Algunos más gratos que otros.
Y hoy que hago un recuento de mi existencia,
observo que solo los bueno he tenido el honor de presenciar. Los malos, nadie te enseña a vivirlos,
y aunque no creo que exista solo una forma de hacerlo,
me pregunto constantemente si lo estaré haciendo bien.
Me pregunto si otros en mi situación han sentido igual,
han sufrido igual, o han llorado igual...

La muerte, que parecía tan lejana, llega para cambiarlo todo,
y uno tiene que adaptarse a ese nuevo escenario
con la ausencia del ser querido, porque a mi abuela,
la quise y la seguiré queriendo siempre,
aunque ya no esté aquí físicamente con nosotros,
nosotros quienes la cuidamos, amamos y admiramos por años,
quienes fuimos sus aprendices,
porque al menos a mi, me enseñó mucho.

Pero en este proceso tuve que seguir, hice lo que creí más correcto,
me despedí de ella, le agradecí por todo lo que me entregó,
y me alegré de pensar lo feliz que fue en su vida, de lo hermosa que fue,
y de recordar su mirada cálida, bondadosa, acogedora, esa mirada que
solo los que tienen toda una vida ya vivida saben dar.
Cuando lo veo así, el dolor de la pérdida se transforma en alegría, y la nostalgia de lo que fue, se convierte en expectación de un futuro nuevo
que creo se acerca radiante, con dulces momentos desbordados de paz,
tranquilidad, amor y felicidad.
Así me despido de ti, la flor más hermosa
y así termino este proceso sintiéndome afortunada
de haberte conocido...


te amo mi viejita linda...