jueves, 16 de abril de 2009

Érase una vez...

"Erase una vez un reino muy, muy lejano y muy, muy feliz,
hasta que de pronto un día apareció un dragón volando,
cogió a la bella princesa y, sin que su escudero pudiera
hacer nada para salvarla, se la llevó a su cueva.
Lo primero que pensó el rey fue ir él mismo detrás de la princesa,

pero se dio cuenta de que si el dragón se lo comía,
nadie podría reinar y sería un verdadero desastre.
Entonces buscó a los soldados de la Guardia Real,
pero el rey se echó atrás porque si el dragón los vencía,
nadie podría proteger el reino.
- El cocinero real me ayudará - se dijo el Rey.

- No, no, no, tampoco él puede hacer nada por mí,
porque si el dragón se lo come no habrá nadie para cocinar en el reino
y todos se morirán de hambre. ¿Y los bufones de la corte?
Pero tampoco ellos podían ayudarle,

porque si el dragón los devoraba nadie volvería a reír nunca en palacio.
Y cuando más triste estaba el rey pensando que nadie

en todo el reino podría salvar a su hija,
se abrió la puerta del palacio y aparecieron la princesa y el dragón de la mano.
Se habían hecho muy buenos amigos
y el rey se dio cuenta de que no hacía falta ningún héroe para matar al dragón,
porque el dragón sólo buscaba alguien con quien hablar.
Y desde ese día el dragón vivió en palacio y fueron felices y comieron perdices.
Y colorin colorado este cuento se ha acabado."

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